La prudencia marca la diferencia...
El viaje de retorno de nuestra luna de miel, estuvo de aprendizaje, la vía para ir aquel lugar es tan angosta que es necesario ser un gran conductor para estar atento a cualquier evento, mientras veníamos bajando de la montaña, hubo varios momentos en que observe carros con altas velocidades, venían por el centro de la vía sin pensar que alguien podía venir del lado contrario , cabe destacar que es una sola vía , sin canales, cercada con montañas y voladeros, comencé a contar cada auto con imprudencia y prudencia, aproximadamente 30 carros estaban en modo imprudente y absolutamente 3 fueron sensatos y sabían que debían cuidarse, entre esos tres hubo uno que aunque venía por todo el centro, al ver el carro contrario, se frenó y permitió hacer lo que el chofer contrario le dijo que hiciera ya que este conocía mejor la vía, cada parte de esta historia me enseñó algo en lo que Jesús contó a sus discípulos en Lucas 6:46-49 que cita» ¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen