El agua que da vida.

El agua que da vida.

Job 14:7-9
»Si se derriba un árbol,
    queda al menos la esperanza de que retoñe
    y de que no se marchiten sus renuevos.
Tal vez sus raíces envejezcan en la tierra
    y su tronco muera en su terreno,
pero, al sentir el agua, florecerá;
    echará ramas como árbol recién plantado.
En la vida tendremos aflicciones, pero nuestra confianza jamás debe dejar de estar en aquel que nos llamó. La vida del Señor nos pertenece por ser sus hijos amados, somos uno con él.  Quizás la circunstancia nos lleven a vivir el envejecimiento de nuestras raíces pero  No hay nada que no se pueda solucionar si alcanzamos anhelar su presencia.
Esta semana he visto como un árbol cercano a la casa está cambiando sus hojas viejas por hojas nuevas, lo que le permitirá florecer y dar abundante fruto.  Cada día hay más hojas secas, no encontraba explicación de lo que sucedía pues hacia mucho que el árbol no daba fruto. Pero conversando sobre esto alguien dijo “el verano ha sido fuerte por años, por más que la rieguen no va dar frutos como cuando recibe el agua del cielo, ahora es su tiempo. En esto Jesús me hablo y es que el agua que viene del cielo es la que nos transforma, es esa agua que nunca nos volverá a dar sed la que nos restaura y trae lo nuevo, es esa agua la que cambia nuestra sequía en agua fresca para dar frutos nuevos, y para que nuestras hojas jamás se marchiten. Recuerdo en juan 4:14 cuando Jesús le dijo a la mujer de Samaria; pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.
Cada día las misericordias de Dios son nuevas, hoy es el tiempo para tomar de esa agua, y volver a florecer, cada uno de nosotros, necesitamos el agua del cielo para que como lo aclara Job en el v.9, al sentir el agua, florecerá;
    echará ramas como árbol recién plantado.
 Usted y yo necesitamos indudablemente el agua que da vida, vaya ahora mismo y clame como el salmista en el
Salmo 63:1
 Mi alma tiene sed de ti;
    todo mi cuerpo te anhela
en esta tierra reseca y agotada
    donde no hay agua.

Dios te bendiga

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